ANTE LAS ELECCIONES DEL 23 DE JULIO
Desde el Foro de Cristianos GASPAR GARCÍA LAVIANA presentamos ante el público las
consideraciones que nos sugiere la actual situación política ante la próxima consulta electoral.
En primer lugar destacamos, remarcamos, la necesidad de participar en el proceso electoral. Es
importante hacer hincapié sobre esto pues las recientes elecciones autonómicas y municipales
registraron la abstención más alta que hasta ahora tuvo lugar en nuestro país. Este tipo de cosas
contribuyen a degradar, desvirtuar la democracia, y parece claro que es resultado de una intención
deliberada de desprestigiar las instituciones políticas y socavar la confianza de la gente en los
gobernantes que salen elegidos cuando no son los que le convienen a los poderes económicos
dominantes. Es decir, se intenta fomentar, y no sólo en nuestro país, el desinterés de amplios
sectores de la ciudadanía por la práctica de las elecciones y la política en general, todo ello en
favor de los intereses de los dominadores del injusto sistema económico imperante.
Un ejemplo paradigmático de esa práctica o estrategia de deslegitimación de la democracia fue el
asalto de los partidarios de Donald Trump al Capitolio en enero de 2021. El hecho mismo del
asalto, más que una acción contra el nuevo presidente que había sido elegido, era una
deslegitimación de las instituciones legales que certificaron el triunfo de Biden. Es evidente que
estamos ante una estrategia como la que posibilitó, en el siglo pasado, el ascenso de los fascismos.
Ese tipo de movimientos políticos se potencian también en Europa: Le Pen en Franciay llegan
al poder en algunos sitios: Orbán en Hungría, Meloni en ItaliaEn nuestro país el partido VOX
tuvo un rápido crecimiento en los últimos años y donde empieza a flaquear es donde más se nota la
creciente evolución del Partido Popular hacia el fascismo y sus métodos. Por ejemplo, en
Andalucía y Madrid no necesitan a VOX pues ya tienen a Juan Manuel Moreno Bonilla e Isabel
Díaz Ayuso, respectivamente.
La estrategia política de esa derecha neofascista es la constante calumnia y deslegitimación de los
adversarios. Desde la victoria socialista en la Moción de Censura contra el Gobierno de M. Rajoy,
y sobre todo desde la formación del gobierno de coalición de izquierda, el tipo de oposición que se
ejerció contra el poder legalmente establecido no es el que cuadra en un sistema democrático. Una
característica de la democracia es el reconocimiento del adversario y la diversidad de ideas: el
derecho a gobernar cuando se es gobierno y el derecho a hacer oposición cuando se está en la
oposición; la competencia democrática se sustenta en la confrontación de ideas y de propuestas, en
la discusión pública sobre temas de interés colectivo en la esfera pública. Pero, en la perversión de
la democracia y sus valores, que el neofascismo promueve, se está imponiendo la calumnia como
política de Estado, se intenta imponer una hegemonía basada en la propaganda y los ataques a
personas determinadas. Podemos comprobar que en la propaganda política de las derechas
lideradas por Alberto Núñez Feijoo y Santiago Abascal abundan expresiones deslegitimadoras
como “ocupay “pucherazo” referidas a Pedro Sánchez y la política del Gobierno de coalición. Se
puede criticar al Gobierno desde la oposición, pero la política de deslegitimarlo daña el marco
legal en el que se gestó el Gobierno: la Constitución que regula la normativa de las Mociones de
Censura, las elecciones en las que resultaron elegidos los gobernantes, las Juntas Electorales que
certificaron el fallo de los comicios, la Jefatura de Estado que encargó formar gobierno al
vencedor en las elecciones…
Esos mecanismos legales, constitucionales, de legitimar al gobierno asignan a la sociedad civil la
relevancia, el rol protagonista que le corresponde. Parece, pues, que la finalidad de la sistemática
deslegitimación que el neofascismo ejerce pretende debilitar o incluso anular la sociedad civil y
convertir a los parlamentos no en espacios de debate y confrontación de ideas sino en campos de
batalla donde cabe la calumnia y todo tipo de ataques personales. Durante los últimos os vimos
bastante de todo eso en las Cortes españolas.
Otro rasgo negativo del neofascismo al que está evolucionando la derecha española es la
perversión del equilibrio de poderes del Estado. Durante los últimos años vimos cómo el Partido
Popular, aduciendo diversos pretextos que no venían al caso, se estuvo oponiendo a la renovación
del Poder Judicial. De esta manera prolongó, indebidamente, la influencia decisiva que tenía en ese
órgano, y lo utilizó no sólo para proteger a sus numerosos corruptos sino también para bloquear en
las Cortes alguna iniciativa legislativa del Gobierno. Si a este poder judicial, que la derecha ya
ejerce, añade el poder político que obtenga en próximas elecciones, nos encontraremos sometidos
a un poder soberano con manifiesta vocación de decidir sobre la legitimidad, es decir, con
capacidad de proclamar la suspensión de la ley, apoderarse de los órganos electorales, lo que le
permitirá hacer leyes según su conveniencia, decidir quién está dotado de legitimidad para
gobernar…
Tal tipo de poder con vocación de anular la sociedad civil, en nuestro ámbito geográfico tiene
como objetivo blindar los intereses y privilegios de las clases dominantes, pero los hay también en
otros lugares con otras motivaciones: conocemos los regímenes generados por fundamentalismos
religiosos, principalmente el islámico, y no faltan incluso los que tienen motivaciones progresistas,
entre ellos, para nuestro Foro de Cristianos GASPAR GARCÍA LAVIANA es especialmente
doloroso el caso de Nicaragua. Nuestra sensibilidad política aboga por la existencia de una
sociedad civil consciente de sus derechos e intereses, que no tolere sistemas autoritarios que le
impongan políticas que no le convienen y que no necesite tal tipo de poderes para desarrollar las
políticas que le convienen.
Desde el punto de vista del interés del pueblo y su democracia valoramos las opciones que
concurren a las elecciones en función del respeto y la voluntad que tengan por trabajar por los
siguientes objetivos:
LA PAZ. Es la primera y primordial condición para que se puedan lograr los demás objetivos.
Nuestro país, junto con los demás de la Unión Europea, está encuadrado en un pacto militar
nefasto con los EE.UU. que está al servicio de la depredación mundial de esa gran potencia.
Nuestra pertenencia a la OTAN nos hace cómplices de las guerras que el imperialismo
norteamericano tiene o promueve en diversas partes del mundo, especialmente el conflicto entre
Rusia y Ucrania que puede evolucionar hacia una guerra mundial que implique a los países de
Europa Occidental. En las opciones que concurran a las elecciones conviene primar a la(s) que
tenga(n) un proyecto serio de ir librándonos de esos compromisos militares.
Aparte de la paz en el ámbito internacional está también la paz interior en el país. Los
nacionalismos, la política agresiva de los neofascismos y la ofensiva neoliberal en el terreno
económico, son factores que pueden hacer revivir en España el infierno de las luchas fraticidas.
Debemos primar con nuestro voto a la(s) fuerza(s) política(s) que acrediten voluntad de conjurar
ese peligro.
LIBERTAD. Ya vimos los enemigos que la libertad tiene actualmente en nuestro país y en otros
de nuestro ámbito geográfico. Hay que decir sin reparos que un voto mayoritario como el que se
dio en las recientes elecciones municipales y autonómicas a las fuerzas de la extrema derecha y la
derecha extrema no contribuye precisamente al fortalecimiento y consolidación de la libertad
política y religiosa en España.
IGUALDAD. El sistema económico en el que estamos encuadrados genera desigualdad, es el
sistema del mercado, que tiene como instrumento el dinero y que se basa en la propiedad privada.
La larga lucha, hasta ahora emprendida para corregir esa situación se saldó con fracasos que los
dominadores del sistema nos quieren presentar como definitivos y como el “fin de la historia”.
Pero el hecho de que de nuevo movilicen a los fascismos para mantener esta situación indica que
la ven peligrar y recurren sus métodos clásicos para sofocar el peligro. Debemos persistir en los
ideales que nos aseguran que otra sociedad es posible y apoyar en las urnas a la(s) fuerza(s)
política(s) que tengan vocación y proyectos para su realización.
SOLIDARIDAD. En tanto no se consiga ese alto ideal de la igualdad, y en el proceso hasta su
consecución, será necesaria mucha solidaridad a favor de las víctimas de los sistemas opresivos.
La desigualdad social genera muchas víctimas de diversos tipos a quienes debemos dedicar una
atención y asistencia fraternal: pueblos empobrecidos del Tercer Mundo, saqueados por un
imperialismo del que es cómplice y beneficiario el mundo desarrollado en el que nos encuadramos,
inmigrantes que no encuentran acogida en nuestra sociedad, amplias masas de ciudadanos de los
estratos inferiores de nuestro injusto y clasista sistema económico-social: parados de larga
duración, trabajadores en precario, gente sin techo y sin recursos, mujeres maltratadas y niños
desprotegidos, minorías étnicas y tipos humanos marginales por diversas causas. Valoramos en los
concurrentes a las elecciones, a quienes tienen programas serios y coherentes para afrontar esas
situaciones.
ESTADO DE BIENESTAR. La justificación de la existencia del Estado es la de realizar las
tareas que afectan a la comunidad y que la ciudadanía no puede llevar a cabo de forma privada.
Todo lo relacionado con la economía, la producción y distribución de los bienes necesarios, la
sanidad, la educación, la administración de justicia, la seguridad y libertad de las personas, la
protección del medio ambiente… entran dentro de ese cometido. Cuando el Estado cae bajo el
control de clases sociales o dominadores de cualquier tipo, se genera la desigualdad y el actual
estado infernal del mundo. La ciudadanía, la sociedad civil, debe conquistar y conservar para el
servicio de todos el Estado que es de todos. Esto significa que se ha de abogar por servicios de
sanidad, educación, protección… públicos, un control, también público del aparato de producción-
distribución. Las derechas postulan la privatización de esos servicios, de manera que tengan
sanidad y formación sólo quien se los pueda pagar, y tengan pensiones de jubilación y otros tipos
sólo quien pueda pagarse seguros privados. Y sobre todo, esas fuerza políticas al servicio de los
dominadores de la economía tienen como especial misión la de conservar el sistema de producción
y propiedad privada. El programa de los candidatos a las elecciones debe ser claro sobre los planes
que tienen a este respecto.
En tanto el Estado no puede asumir todas esas funciones, y durante el proceso hasta su
consecución, la realización de las tareas que sí tiene asignadas de momento postula su financiación
vía impuestos fiscales. Escándalos como los de los “Papeles de Panamá” y los “Papeles de
Pandora” nos ilustran que la desigualdad en este tema es tan abrumadora como en el resto de las
relaciones entre las clases sociales. Quienes más tienen y reciben son los que menos aportan vía
impuestos. Sabemos qué sectores recurren a los llamados “paraísos fiscales” y qué fuerzas
políticas promueven “amnistías fiscales”.
ESTADO LAICO. No es tarea del Estado fijar o establecer la religión que deben practicar los
ciudadanos, o si deben tener alguna o no. Pero debe defender la libertad de la ciudadanía en
materia religiosa. Y debe garantizar igualdad de derechos a este respecto. En un Estado laico, y el
español se define así, no debe haber privilegios para un(os) kredo(s) sobre otro(s), y en España los
hay. Varios siglos de nacional-catolicismo primero, y el franquismo después, beneficiaron
exclusiva y abusivamente a la Iglesia Católica. En el marco de la actual constitución española
debieran no ocurrir esas cosas, pero los gobiernos del PP activamente, y los del PSOE
pasivamente, facilitaron y permitieron el escándalo de las “inmatriculaciones” al que no se acaba
de dar solución. También sobre esta cuestión deberían ser claros los candidatos electorales.
ECOLOGÍA. Es este un tema sobre el que puede haber mucha confusión. Se debería divulgar más
la opinión y la información procedente del mundo científico. Hay una degradación del medio
ambiente, con nefastas consecuencias para la humanidad, que procede de actividad descontrolada
de los humanos. Esta degradación puede producir cambios climáticos, pero en el tratamiento sobre
estos temas se confunden y se intercambian los términos cambio climático” y “calentamiento
global”, cuando este último tiene su propia casuística que no es de origen humano, pero que la
humanidad puede tomar medidas para protegerse de él. Los políticos en general deberían
documentarse más sobre esta problemática.